jueves, 29 de julio de 2010

Rebeldes.

Corrimos por la entrada, que estaba atiborrada de gente, hacia el ascensor. Unos cuantos nos gritaron, creo que porque teníamos un aspecto lamentable, pero Dally no tenía en la cabeza otra cosa que no fuera Johnny, y yo estaba demasiado confuso para enterarme de nada, excepto de que tenía que seguir a Dallas. Cuando llegamos por fin a la habitación de Johnny, el médico nos detuvo.
- Lo siento, chicos, pero se está muriendo.
- Tenemos que verle- dijo Dally, y sacó la faca de Two-Bit. Le temblaba la voz-. Vamos a verlo como sea, y si se le ocurre impedírmelo, ten por seguro que terminarás en tu propia mesa de operaciones.
El médico ni siquiera parpadeó.
- Podéis verle, pero porque sois sus amigos, no por esa navaja.
Dally le miró un momento y luego guardó la navaja. Entramos los dos en la habitación de Johnny y nos paramos un segundo a recuperar la respiración con pesados jadeos. Aquello estaba terriblemente en calma. Estaba tan en calma que daba miedo. Miré a Johnny. Estaba muy quieto, y por un momento pensé angustiado: "Ya se ha muerto; llegamos tarde".
Dally tragó, secándose el sudor del bigote.
- ¿Johnnycake?- dijo con voz aspera-. ¿Johnny?
Johnny se estiró débilmente, luego abrió los ojos.
- Eh- consiguió decir con suavidad.
- Hemos ganado- resolló Dally-. Hemos derrotado a los socs. Los hemos machacado, los hemos perseguido hasta echarlos de nuestro territorio.
Johnny ni siquiera intentó sonreirle.
- Inútil... pelear no sirve...- estaba terriblemente blanco.
Dally se mojó los labios con nerviosismo.
- Aún siguen escribiendo artículos sobre ti en el periódico. Por ser un héroe- hablaba demasiado deprisa y demasiado tranquilamente-. Sí, te llaman héroe y nos estan convirtiendo en héroes a todos los greasers. Todos estamos orgullosos de ti, colega.
A Johnny le brillaron los ojos. Dally estaba orgulloso de él. Eso es lo que Johnny siempre había querido.
- Ponyboy.
Apenas si le oí. Me acerqué y me incliné sobre él para oír lo que iba a decirme.
- Sigue siendo dorado, Ponyboy, sigue siendo dorado...- la almohada pareció hundirse poco a poco, y Johnny murió.


Susan E. Hinton.


Opinión personal:
Rebeldes es apasionante, entretenida, arrolladora, enternecedora. Habla del valor de la amistad, de ser fiel a uno mismo, de no tener miedo. De ser un héroe. Cuenta lo que pasa hoy en día y desde siempre en cualquier lugar del mundo. La violencia entre bandas, la lealtad hacia tus creencias y la importancia de mantenerse a salvo y vivo.

miércoles, 21 de julio de 2010

Tú no me conoces.

Eso es, te estoy observando en este mismo momento, estas sentada en el sofá, junto al hombre que no es mi padre, fingiendo leer un libro que no es un libro, esperando que él te dé palmaditas como a un perro, o te acaricie como a un gato. Seamos sinceros, el hombre que no es mi padre no es muy buena persona. No solo porque no es mi padre, sino porque me pega cuando tú no estás, y dice que si te lo cuento, entonces se ocupará de mí de verdad.

Estas son sus palabras: “Me ocuparé de verdad de ti, John. No te chives, o te arrepentirás.” Qué tío más majo.


David Klass.



Opinión personal:
Lo leí hace mucho tiempo y conquistó mi corazón. Es una historia entrañable y original, en la que se muestra la realidad según los demás y la realidad según John. Un chico muy imaginativo, tímido y con mala suerte pero que aún así sigue haciendo su vida, si a eso se le puede llamar vida, claro. Sinceramente es un libro que pienso que hay que leerse al menos una vez en la vida.

domingo, 18 de julio de 2010

Verónika decide morir.

Eduard era el hombre ideal; sensible, educado, había destruido un mundo carente de interés para recrearlo de nuevo en su cabeza, esta vez con nuevos colores, personajes e historias. Y este mundo nuevo incluía una mujer, un piano y una luna que continuaba creciendo.
- Yo podría enamorarme ahora, entregarme a ti- declaró, sabiendo que él no podía entenderla.- Tú me pides apenas un poco de música, pero yo soy más de lo que pensaba que era, y me gustaría compartir otras cosas que he llegado a entender.
Eduard sonrió. ¿Lo habría entendido? Verónika sintió miedo (el manual de buena educación dice que no se debe hablar de amor de una manera tan directa, y jamás a un hombre al que ha visto tan pocas veces). Pero decidió continuar, porque no tenía nada que perder.
- Tú eres el único hombre sobre la faz de la Tierra por el cual me podría apasionar, Eduard. Simplemente porque, cuando yo muera, tú no sentirás mi ausencia. No sé lo que un esquizofrénico siente, pero ciertamente, no creo que llegue a añorar la presencia de nadie. Quizás al principio te extrañará no escuchar más música durante la noche; sin embargo, siempre que aparezca la luna habrá alguien dispuesto a tocar sonatas, principalmente en un sanatorio, ya que aquí todos somos "lunáticos".

Ignoraba cuál era la relación entre los locos y la luna, pero debía de ser muy intensa puesto que usaban un palabra derivada de ella para describir a los enfermos mentales.

- Yo tampoco sentiré tu ausencia, Eduard, porque estaré muerta, lejos de aquí. Y como no tengo miedo de perderte, no me importa lo que puedas pensar o no de mí, y hoy toqué para ti como una mujer enamorada. Fue margnífico. Fue el mejor momento de mi vida.


Paulo Coelho.


Opinión personal:
Este libro sin duda se me hizo revelador, constantemente me hacía pensar y plantearme la vida, así como cada libro de Paulo Coelho que leo. La historia al principio parece típica, pero el final es asombroso y yo desde luego no me lo habría esperado nunca. Supongo que en fondo todos somos locos, acatamos lo que nos dicen sin consultar en nuestro interior y vivimos con miedo a revelar la identidad de lunáticos sin remedio. Asombrosa Verónika, asombroso Paulo Coelho.

lunes, 12 de julio de 2010

El curioso incidente del perro a medianoche.

El policía se agachó junto a mí y dijo:
- ¿Quieres contarme qué está pasando aquí, jovencito?
Me senté y dije:
- El perro está muerto.
- De eso ya me he dado cuenta- dijo él.
- Creo que alguien ha matado al perro- dije.
- ¿Cuántos años tienes?- preguntó el policía.
- Tengo 15 años, 3 meses y 2 días- dije.
- ¿Y qué hacías exactamente en el jardín?- preguntó.
- Tenía al perro en brazos- dije.
- ¿Y por qué tenías al perro en brazos?- preguntó.
Una pregunta difícil. Era algo que yo quería hacer. Me gustan los perros. Me ponía triste ver que el perro estaba muerto.
Como me gustan los policías quería responder adecuadamente a la pregunta, pero el policía no me dio tiempo suficiente para dar con la respuesta correcta.
- ¿Por qué tenías al perro en brazos?- preguntó otra vez.
- Me gustan los perros- dije.
- ¿Has matado al perro?- preguntó.
- Yo no he matado al perro- dije.
- ¿La horca es tuya?- preguntó.
- No- dije.
- Parece que esto te ha alterado mucho- dijo.
Me estaba haciendo demasiadas preguntas y me las estaba haciendo demasiado rápido. Se me amontonan como panes en la fábrica donde trabaja el tío Terry. La fábrica es una panificadora y él maneja la máquina de rebanar. A veces la máquina no va lo bastante rápido pero el pan sigue llegando hasta causar un bloqueo. A veces me imagino que mi mente es como una rebanadora de pan. Hace que sea más fácil explicarles a los demás lo que pasa en mi interior.
El policía dijo:
- Voy a preguntarte una vez más...
Volví a rodar sobre la hierba y pegué la frente al suelo otra vez e hice ese ruido que Padre llama gemido. Hago ese ruido cuando llega demasiada información a mi cabeza desde el mundo exterior. Es como cuando estas alterado y sujetas la radio contra la oreja y la sintonizas entre emisoras y lo único que se oye es eso que llaman ruido blanco, y entonces subes el volumen al máximo y sabes que estas a salvo porque no puedes oír nada más.
El policía me agarró del brazo y me hizo ponerme en pie.
No me gustó que me tocara de esa forma.
Y entonces le pegué.


Mark Haddon.


Opinión personal:
Este libro se ha convertido en uno de mis favoritos. Me lo compré sin saber muy bien de qué iba pero ha conquistado mi mente y mi corazón. Cuando empecé a leerlo no podía parar, tenía un ansia por leer descomunal. Me daba pena terminarlo y anoche que no podía dormir lo cogí para leerlo otra vez y lo haré probablemente hasta que me lo aprenda de memoria. La historia me recuerda un poco a El guardián entre el centeno, aunque Holden no tiene nada que ver con Christopher, ya que este último tiene problemas bastante serios, podría decirse que es un poco autista o más bien un mucho. No conoce el mundo, odia el color amarillo y su color de la buena suerte es el rojo. Tiene una rata doméstica llamada Tobby y estudia en un centro de educación social. Es un as de las matemáticas y piensa ser matemático o físico cuando sea mayor. Es simplemente enternecedor.