domingo, 18 de julio de 2010

Verónika decide morir.

Eduard era el hombre ideal; sensible, educado, había destruido un mundo carente de interés para recrearlo de nuevo en su cabeza, esta vez con nuevos colores, personajes e historias. Y este mundo nuevo incluía una mujer, un piano y una luna que continuaba creciendo.
- Yo podría enamorarme ahora, entregarme a ti- declaró, sabiendo que él no podía entenderla.- Tú me pides apenas un poco de música, pero yo soy más de lo que pensaba que era, y me gustaría compartir otras cosas que he llegado a entender.
Eduard sonrió. ¿Lo habría entendido? Verónika sintió miedo (el manual de buena educación dice que no se debe hablar de amor de una manera tan directa, y jamás a un hombre al que ha visto tan pocas veces). Pero decidió continuar, porque no tenía nada que perder.
- Tú eres el único hombre sobre la faz de la Tierra por el cual me podría apasionar, Eduard. Simplemente porque, cuando yo muera, tú no sentirás mi ausencia. No sé lo que un esquizofrénico siente, pero ciertamente, no creo que llegue a añorar la presencia de nadie. Quizás al principio te extrañará no escuchar más música durante la noche; sin embargo, siempre que aparezca la luna habrá alguien dispuesto a tocar sonatas, principalmente en un sanatorio, ya que aquí todos somos "lunáticos".

Ignoraba cuál era la relación entre los locos y la luna, pero debía de ser muy intensa puesto que usaban un palabra derivada de ella para describir a los enfermos mentales.

- Yo tampoco sentiré tu ausencia, Eduard, porque estaré muerta, lejos de aquí. Y como no tengo miedo de perderte, no me importa lo que puedas pensar o no de mí, y hoy toqué para ti como una mujer enamorada. Fue margnífico. Fue el mejor momento de mi vida.


Paulo Coelho.


Opinión personal:
Este libro sin duda se me hizo revelador, constantemente me hacía pensar y plantearme la vida, así como cada libro de Paulo Coelho que leo. La historia al principio parece típica, pero el final es asombroso y yo desde luego no me lo habría esperado nunca. Supongo que en fondo todos somos locos, acatamos lo que nos dicen sin consultar en nuestro interior y vivimos con miedo a revelar la identidad de lunáticos sin remedio. Asombrosa Verónika, asombroso Paulo Coelho.

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